Esta y otras cuestiones han sido abordadas en las primeras jornadas internacionales para abordar esta rama de la artesanía, celebradas en el MAIT de La Orotava, del 23 al 25 de noviembre
El vicepresidente socioeconómico, Efraín Medina, destaca el éxito de la convocatoria y la presentación mundial de un vídeo promocional
Las primeras Jornadas Internacionales ‘La Roseta de Tenerife’, que celebró el Cabildo del 23 al 25 de noviembre, han puesto sobre la mesa la necesidad de seguir insistiendo en que sea declarada Bien de Interés Cultural, como ya ha ocurrido en diferentes partes del mundo. Esta y otras conclusiones se han recogido tras el trabajo de un nutrido grupo de expertos artesanos que se dieron cita en el Museo de Artesanía Iberoamericana de Tenerife, MAIT, en La Orotava. Destacó la asistencia representantes de Puerto Rico, con sus proyectos sobre los Soles de Moca y Naranjito; Ñandutí, de Paraguay, y también de Croacia, Brasil y Cuba, al igual que artesanos de Lanzarote y Tenerife.
El vicepresidente socioeconómico de la Corporación insular, Efraín Medina, fue el encargado de entregar los diplomas de asistencia durante un emotivo acto, tras el que se dio a conocer un vídeo promocional de la roseta de Tenerife. Durante el mismo, calificó de “rotundo éxito la celebración de estas jornadas, que contaron con ponentes que mostraron este oficio artesano que salió desde Tenerife para el mundo y que hemos podido analizar después de siglos”.
“Ha sido emocionante –añadió- la presentación mundial del vídeo dedicado a la roseta y sus técnicas, que han pasado de generación en generación y que, afortunadamente, hemos podido rescatar y poner en valor un oficio que estaba en vías de extinción”.
Esta actividad se llevó a cabo en el marco del programa de actos que se celebraron con motivo del Día Insular de la Artesanía. Su objetivo ha sido contribuir a incentivar el oficio de rosetera y sensibilizar a la población sobre la importancia de esta técnica en Canarias y en el resto del mundo. Así, los participantes también acordaron continuar con la realización de proyectos en común, al igual que talleres que hagan pervivir la roseta con el paso del tiempo. Otra de las conclusiones fue la idoneidad de utilizar esta técnica artesana como herramienta de inclusión social, es decir, que se impartan talleres dirigidos a jóvenes en exclusión, al objeto de que les sirva para aprender un oficio y vivir de ello.
Las I Jornadas ‘La Roseta de Tenerife’ estaban dirigidas a todas aquellas personas interesadas en la cultura y las tradiciones populares de esta Isla, entre las que se incluye el colectivo de artesanos y artesanas que la practican. De igual modo, los encargados de impartirlas han sido artesanos venidos desde diferentes partes del mundo para presentar proyectos tan relevantes como el de los Soles de Moca y Naranjito, de Puerto Rico.
El fin último de esta actividad era preservar y poner en valor, desde una perspectiva internacional, la Roseta de Tenerife, a través de su enseñanza, difusión y sensibilización. También se perseguía estimular la participación y la conservación de este patrimonio cultural, y establecer una red de intercambio de conocimientos, a escala mundial, para alentar y promover la excelencia, la innovación y la adecuación de los procesos de trabajo.
Roseta de Tenerife
Forma parte de una de las manifestaciones más antiguas del arte textil que aún hoy se conservan vigentes y que se sigue trabajando con las mismas características que en el pasado. Así, desde el siglo XVI, la roseta se ha cultivado en la Isla, y es demandada desde países como el Reino Unido o Francia. En los comienzos era un trabajo realizado para el consumo familiar pero con la implantación de casas comerciales del Reino Unido, llegó a convertirse, junto con el calado, en una industria a gran escala.
Su conocimiento y técnica se transmitían de una generación a otra, y esto ha hecho posible que su confección se conserve aún viva. A partir de 1940 se potenció en toda España el trabajo del encaje de cara a la comercialización, con la organización de talleres donde se enseñaron las formas y los estilos de cada lugar. Posteriormente, el fomento de la roseta estuvo en manos del Ministerio de Cultura y de otras entidades cuyas iniciativas se decantaron por organizar cursos de diseño, exposiciones, ferias y congresos, publicaciones, premios de investigación, apertura de centros de venta y museos. Y es ahí donde aparece el trabajo del Cabildo de Tenerife, así como de los ayuntamientos de la Isla y de otras administraciones.
La petición del reconocimiento de la Roseta de Tenerife como Bien de Interés Cultural por parte del Cabildo insular es una forma de salvaguardar la técnica y producción de esta actividad artesanal, reconocida a nivel mundial. Es la mejor manera de valorar, proteger, conservar y transmitir el trabajo de la roseta a generaciones venideras (para que no se pierda por completo).