La amplia sala que ocupaba antaño el refectorio, y que aún conserva el envigado original tallado, se dedica a la cerámica española agrupada por comunidades autónomas. Se exponen desde la sobria alfarería de Moveros hasta la rica y elaborada cerámica de reflejos dorados de Manises, así como importantes núcleos alfareros de tradición secular, tales como Puente del Arzobispo y Talavera de la Reina (Toledo), Paterna (Valencia), Lucena (Córdoba), y ceramistas de renombre como Górriz (Teruel), Pedro de la Cal y Aguado (Toledo), Naharro (Rioja). La misma sala alberga una importante muestra de la cerámica canaria, aborigen y tradicional, como también las nuevas creaciones de la mayor parte de los alfares de las islas, algunos de ellos ya desaparecidos. Realizado casi en exclusividad por mujeres, el oficio alfarero permitía la elaboración, sin torno y cocidas en contacto directo con el fuego, de tostadores, gánigos, vernegales, braseros, sahumadores, para uso doméstico. Junto a ellas se exponen reproducciones de la cerámica que se hacía previa a la conquista, de gran belleza y riqueza en decoración y formas.
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